- El sospechoso era el inclasificable Katorosz, quien compartió momentos con el Kaiser en Cosmos.
- «Coincidíamos en que las minas norteamericanas eran menos vuelteras que las europeas”, recuerda.
La noche en que Beckenbauer cenó con los campeones del 86 y Grondona creyó que había un intruso en la mesa
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