- La empresa manda desde Alemania el producto sin costo alguno, para subsanar una falla de fábrica.
- Pero cuando llega al país hay que empezar a pagar y la burocracia exige trámites muy engorrosos.
- Se desalienta el objetivo y hay riesgo de que la insignificante mercadería sea devuelta a su país de origen.
La odisea para poder recibir el envío de una diminuta pieza de Lego de 50 gramos en un “Estado libertario”
Deja un comentario Deja un comentario